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Sin milongas: entrarle a una chica (en frío)
Cómo entrarle a una chica que no conoces

Esta publicación cubre los 10 primeros segundos de la interacción. Desde que ves a la chica, sientes que quieres conocerla y cómo hacerlo para ir a hablar con ella.

Aprender a entrarle a un chica que me guste por la calle, en el parque, en la biblioteca o la playa ha sido una de las herramientas más potentes que he aprendido nunca para desarrollar mi habilidad social.

Al principio me lo tomé como uno de mis experimentos periodísticos y de divulgación, pero terminé adoptándolo tanto como he podido en mi vida personal por todo lo que he aprendido en la vida gracias a «entrar en frío».

Entra otras cosas, aprender a separar lo que no se puede controlar y lo que sí.

Poder ser yo quien coge la vida por los huevos, en vez de tener que «contentarme» con las personas que el llamado universo me lanzaría aleatoriamente.

Ya no con chicas, pero al hablar con desconocidos en general.

A los andaluces les viene de forma natural esto de hablar con desconocidas, y a los catalanes nos viene de forma natural querer pagar lo mínimo posible por las cosas.

Pero el precio a pagar por no tener huevos de entrar alguien que te gusta es un precio bien elevado. ¿Cuál es el precio? escasez de relaciones con personas que realmente te gusten y tener que «contentarte» con las circunstancias.

Estás leyendo sobre «abrir», que es el primer paso del daygame (ligar en la calle).

Entrar en frío no es sexista

Vengo de un pueblo en Cataluña que si se enteran que has parado a una chica por la calle porque quieres conocerla, en el mejor de los casos te van a tachar de acosador. ¿Y en el peor de los casos? pues te acosan a ti «para que aprendas», o te meten de palos, o te denuncian.

Y eso aunque la chica se lo haya tomado genial y haya sacado una sonrisa de oreja a oreja. No importa.

cómic chico entra a chica

Con el afán de demonizar al hombre usando el pretexto de las atrocidades que han cometido algunos gilipooollas, con el tiempo se va empujado una agenda más y más, ya no sólo anti-machista sino anti-hombre.

Por desgracia es algo que ocurre no sólo en mi pueblo sino en el resto de España.

Es por esto que yo siempre digo que en España no soy feminista pero en otros países sí lo soy. Porque significan cosas completamente distintas depende de dónde estés.

Es el precio a pagar por la abundancia.

Cuando ya no nos tenemos que preocupar de si tendremos comida para mañana, cuando nuestra familia está calentita bajo un techo y cuando hay trabajo de sobra en el mundo, nuestro cerebro siempre encuentra la manera de crear problemas. A veces donde de entrada no había ninguno.

Hoy no me centro en el tipo de problemas que crea la abundancia material, sino en crear un tipo de abundancia social que a la mayoría de hombres les falta: relaciones sentimentales.

Pasos para entrarle a una chica que no conoces

Antes de ver lo que serían los «pasos» para entrar, muchos llegados a este punto pensarán que esto es como una guía para el folleteo, y aunque potencialmente lo sería, el sargeo y las entradas en frío van mucho más alla de esto.

¿Por qué lo digo? pues porque antes que abordar a nadie, nos tendríamos que «abordar a nosotros mismos».

Me refiero a tener clara la mentalidad con la que estamos haciendo todo esto. Los motivos y el por qué, que influenciarán en nuestro «cómo». Nuestra manera de hacerlo.

Hay quienes lo harán simplemente porque tienen los huevos un poco llenos, y su instinto animal le dice que necesita tener más abundancia de mujeres o algo por el estilo, pero personalmente creo firmemente que entrarle a una chica por la calle cuando es algo que te está cagando vivo, es una de las maneras más chocantes y efectivas de desarrollo personal.

No deja de ser una terapia de shock contra un miedo, y cuando superas un miedo, mejoras. Subes de nivel.

cómic miedo al rechazo

Saltar en paracaídas vale pasta en cambio abordar a alguien por la calle se puede hacer cada día y totalmente gratis (veis como soy muy catalán).

¿Leer libros para superar miedos y deficiencias? no, gracias.

Toda la miiierda teórica que leamos en libros sobre desarrollo personal no nos sirve de nada si no lo aprende nuestro cerebro subconsciente.

Todo está j*dido: Un libro sobre la esperanza (No ficción)
Mark Manson lo llama el Feeling Brain & Thinking Brain.

Pues que viva la terapia de shock, porque es lo que realmente hace aprender a nuestro cerebro subconsciente.

La paradoja es que tiene que ser este «cerebro pensador» (nuestro yo más lógico) el que decida que tenemos que hacer algo que nos da miedo.

Tomar acción.

Claro. Lees que tienes que ser confiado y dices «vale desde hoy me siento confiado».

Y una miierda.

La confianza de verdad crece y se cultiva cuando hacemos lo que nos dan miedo, que nos hacen dudar de nosotros mismos y dudar de nuestra confianza en nuestra persona.

El sargeo, el «game», entrar en frío, nos enseña un montón de cosas sobre nosotros. Como lo que nos falta moldear o los miedos que tenemos que trabajar (o aceptar).

Así que para saltar directamente a la piscina y ponernos en terapia de shock, ¿cómo entrarle a una chica que nos gusta en la calle sin que sea acoso y que sea percibido como algo positivo para nosotros, ella y quien sea que nos escuche?

Para que se perciba como un cumplido genuino y ponernos en una situación en la que potencialmente le podamos interesar nosotros también a la chavala.

Pongámonos en situación.

Entrar con mentalidad estoica

Lo primero que quiero que entendamos es que no tiene sentido tomárselo personalmente.

Aún así… las primeras veces seguramente lo haremos. Pensaremos que si hemos tenido una reacción hacia nosotros que no nos esperábamos, es seguramente culpa nuestra.

Puede que lo sea.

O puede que no.

Si una chica tiene un mal día, lo tendrá igual independientemente de que le digas que te gusta o le preguntes donde está la estación de tren.

Me refiero a que hay un montón de variables que no podremos controlar así que suceda lo que suceda (vaya bien o mal), es importante no tomárselo personalmente. Afrontarlo con una mentalidad estoica.

Alguien que no te conoce, realmente no te puede rechazar.

Puede rechazar tu interacción inicial, el hecho de hablar con un tío por la calle, puede rechazar el periodo de tiempo que le supondrá hablar con alguien porque está haciendo algo, etc. Pero lo que nosotros interpretamos como un rechazo es en verdad una negación no-personal.

No sabemos si le acaba de dejar el novio, si ha tenido un mal día en el trabajo, si ha discutido con su madre, si es vegana y tiene problemas hormonales…

Nunca lo sabremos.

Saber que hay tantas variables fuera de nuestro control son buenas noticias, porque entonces podemos aceptar que el resultado no depende «tanto» de nosotros.

Pero no os apalanquéis: es importante remarcar esta palabra: «tanto». Claro que habrá cosas que dependerán de nosotros, pero un porcentaje más pequeño de lo que la mayoría de tíos piensan. Sobretodo cuando se trata de «la entrada». La apertura. Así que cuidado porque:

  • Cuando una interacción va increíble no podemos evitar sentirnos como un putto Dios y darnos palmaditas en la espalda de lo putto amos que somos. Pensar que somos los amos del ligoteo y sientes que quieres entrar a 100 más.
  • Pero cuando va mal, igual que cuando va bien, pensamos que es personal.

¿Sabéis algo? no somos tan importantes.

De hecho valemos una miierda. Al universo no le importamos. No somos tan relevantes como creemos.

Esto es súper difícil tenerlo presente cuando no estamos viviendo ese momento. Cuando nos preocupamos de lo que pasará o de lo que acaba de pasar.

Por eso creo que es muy sano ser rechazado unas cuantas veces al principio.

Cuando suceda, tócate los brazos, los hombros, el pecho… y verás que sigues vivo. Que no ha pasado nada.

Hay que intentar ser estoico en las emociones buenas y las malas, porque sólo cuando somos neutros estamos en control de cómo nos afectan las interacciones, las reacciones, el rechazo.

Me acuerdo que cuando pensaba en entrarle a una chica por la calle durante el día por primera vez en mi puñetera vida, me ponía auriculares con música a tope mientras iba a pasear buscando «víctimas».

Iba súper arriba de energía, sí. Pero no fue hasta que me los saque, empecé a caminar despacio, respirando profundamente e intentando «sentir el momento» que me vi más capaz de entrar.

Y lo hice.

Fue entonces que me fue más fácil adoptar la mentalidad de «esta acción que voy a hacer, no es transcendente». Sacando hierro al asunto sin importa lo que fuera a hacer.

Mañana puede que haya muerto.

Es por esto que mi manera de abordarlo es que en el momento que digo «hola» ya he ganado.

Lo que venga después de haber pasado la barrera de desconocidos, ya es un «bonus».

¿Por qué? porque me he demostrado que puedo superar este miedo. Si no hubiera tenido los huevos de entrar a esta chica me hubiera pasado por el lado y no la hubiera visto nunca más.

Por eso, cuando veo una chica que me gusta mucho tengo presente que si no le digo nada, entonces el «no» ya lo tengo, pero que si soy capaz de ir ahí, decir «hola» y de pronto me quedo en silencio y quiero que la tierra me trague, da igual, porque ya he ganado.

Ya he superado el miedo inicial (al menos esa vez) y puedo trabajar a partir de eso.

«Vale Pau, tiene sentido todo esta lógica pero sigo achantándome cada vez que veo una chica con la que quiero hablar.»

Lanzarse a la piscina

Lo entiendo perfectamente.

Todo lo que pueda decir hasta aquí y a partir de aquí es a un nivel lógico. El problema es que cuando se trata de entrarle a la chica desconocida que nos gusta, el cerebro «que piensa» queda bloqueado y entra en juego nuestro «cerebro emocional».

Ahí es cuando de pronto toda esta lógica que tiene tanto sentido se pone en la parte trasera de nuestra cabeza y no podemos escuchar absolutamente nada. No tenemos acceso a la información durante el segundo que estamos pensando si entrarle o no.

El miedo se apodera de nosotros.

Las buenas noticias es que este miedo no va a desaparecer.

«¿Por qué buenas noticias, Pau? ¡yo no quiero tener nunca miedo y atreverme a entrarle a todas las que quiera!»

Digo «buenas noticias» porque no sólo aprendemos a manejarlo mejor, sino que con el tiempo se transforma en un miedo positivo que queremos. Que buscamos.

La psicología ha demostrado que no hay diferencias fisiológicas entre este miedo/ansiedad en comparación con emoción/excitación. Son iguales.

Es decir que nuestro cuerpo interpreta estos sentimientos a nivel hormonal de la misma manera.

  • Las mariposas
  • Los latidos del corazón acelerándose
  • Las hormonas del cortisol y la adrenalina

Por esto hay estudios que vieron que cuando los sujetos se encontraron con nervios en un examen o un evento importante, había mucha diferencia cuando los participantes que estaban nerviosos cuando dijeron: «estoy emocionados» en vez de «estoy calmado».

Cuando se decían «estoy calmado» había una divergencia entre lo que el cuerpo sentía y lo que se decían. De nuevo, el cerebro «que piensa» y el «que siente» sabían que se estaban mintiendo.

En cambio cuando se dijeron «estoy emocionado, entusiasmado, excitado», ahí tiene sentido porque nuestro cuerpo así lo siente a nivel fisiológico, pero ocurre un cambio de paradigma.

Sentimos lo mismo pero en vez de tener la sensación que vamos a morir, hay la sensación de que estamos haciendo algo emocionante.

Y lo estamos haciendo. Por algo sentimos esas mariposas y nervios.

Por esto son buenas noticias que nos de miedo entrarle a una chica que no conocemos.

Porque mientras que el 99% de la gente se puede gastar cientos de euros en hacer puenting o cosas que le suban el nivel de adrenalina y miedo para salir de la rutina, tu puedes salir a la calle cada día que quieras y sentir todo este cóctel de emociones entrándole a desconocidas.

Lo que tenemos que aprender es a hacer el cambio de paradigma.

Hacer que estas mariposas jueguen a nuestro favor.

Entonces, ¿cómo convertimos esta «lógica» en una acción, algo práctico, una manera de actuar cuando vemos a la chica, nos decimos que tenemos que entrarle y vienen todas las excusas y miedos?

Primero empezaría por algo súper básico.

Cuando nos acabemos de cruzar con ella, nos podemos decir en voz alta: «que puttta emoción. Qué adrenalina, jodder».

Todo el mundo se puede decir algo en voz bajita, pero ¿y después qué? he aquí lo interesante…

Si te da mucho (mucho) miedo puede ser interesante ir a pasear con uno o dos amigos que también quieran hacerlo y que también les de más o menos miedo.

Es el soporte moral de ir con alguien y sale a la superficie nuestra masculinidad competidora.

Si no le entras, no pasa nada, pero sabes que tus colegas te están mirando. Tienes ese apoyo a la vez que tu orgullo quiere demostrarte (y sobretodo demostrarles) que puedes hacerlo.

  • Vamos a pasear con el colega o colegas. En el peor de los casos os sacaréis unos buenos pasos diarios.
  • Cuando yo lo hago hablamos de nuestras cosas, aunque la mayoría de veces terminamos hablando de teoría de «game» (seducción), de entrar a chicas y esto motiva a querer hacerlo.
  • Tenéis que pactar que al cruzaros con una chica que le guste a uno, tiene que decirlo. Tal vez decir en voz alta lo de «que emoción, que puttas ganas». O ya no decirlo tu, pero que el amigo diga «tienes que entrar a esa».
  • Ahí el amigo te tiene que dar un empujón físico en la espalda en la dirección de la chica que se os acaba de cruzar.
  • Una vez des ese paso adelante, con la inercia ya no hay marcha atrás. Lo único que tienes que hacer, simple y directo es hacer una carrerilla en dirección a la chica. No es caminar rápido. Es una carrerilla. Un trote.

Parece una maldita tontería, pero cuando nos damos un plan de acción física en respuesta a este miedo, a esta ansiedad, se alinea.

Es como si al cuerpo ya le fuera más difícil parar esa carrerilla que seguir con la inercia.

Así que sigues corriendo y de mientras preparas una sonrisa que vaya en línea con esa putta emoción que te estás diciendo que sientes.

En la carrerilla, te pones delante suyo para pararla, con la mano levantada y sonriendo para interrumpir su burbuja.

No al lado. No llamándola desde atrás. Delante. Joderrr.

Y sonriendo porque no la vas a atracar.

El hecho de ponerse cara a cara con la chica, que se fije en ti y que te toque decir algo, es lo que cuesta más a la mayoría. Es lo que da más miedo. Incluso más que decir algo en concreto, es el hecho de que te toca decir algo.

Pero ya estás en situación. Ahora por cojones toca decirle por qué le has parado.

Antes que nada, dile: «¿te puedo decir una cosa muy rápida?»

Te dirá que «vale» porque con esta frase acabas de dejar claro que no le vas a vender una lavadora o hablarle de Jesús. Pero ya ha interactuado contigo.

Y ahora en teoría toca decir la maldita «frase mágica» que todo hombre nuevo en esto piensa que dirá y que es lo que hará que le de su Whatsapp y empiece este romance mágico de alfombra voladora digno de una película Disney.

Mirad.

Decir algo sin importar el qué

Muchos tíos intentan encontrar la frase perfecta para entrarle a una chica por la calle. La realidad es que lo que digamos inicialmente… no importa. O más bien, no importa tanto en comparación con cómo lo decimos.

  • La voz
  • La atmósfera de buen rollo (lo que en inglés llaman el vibe)
  • La calidez
  • La proyección
  • El lenguaje corporal…

Alguien puede preguntarte la hora y que te de una malas vibraciones de la hostia mientras que alguien que te hace la misma exacta pregunta te de ganas de preguntarle por su infancia.

Y no nos vamos a engañar, si nunca hemos entrado a ninguna chica por la calle es más que probable que al principio sonemos como el primer tipo de persona, pero a medida que lo vayamos haciendo (volumen) sentiremos que estamos preguntando la hora a la persona cuando en verdad le estaremos tirando los tejos.

Por esto esta primera frase no es tan importante como muchos creen. Se puede romper el hielo con cualquier cosas.

¿Queréis hacer una prueba?

Si no tienes problema en entrar o quedar con algunos amigos para probarlo, te separas del grupo, vas a una desconocida y le dices algo del rollo: «sabes, estaba durmiendo esta noche y he empezado a escuchar un ruido. Pensaba que me estaba robando pero resulta que es un ratón que vive en el tejado, lo que me ha decepcionado porque ni siquiera se ha dignado a dejarme 5€ por el diente que me debe de cuando era niño…»

En serio. Así en frío.

Podemos abrir con la frase más enlatada (preparada) o más espontánea que queramos porque cómo reaccionará la chica es (hasta cierto punto) independiente de lo que le digamos de entrada.

La predisposición a ser reactiva y abierta con nosotros ya existe (o deja de existir) unos segundos antes de empezar a interactuar con ella.

¿Por qué? por lo que hemos hablado antes. Esta chica vive en su burbuja y nosotros en la nuestra, por lo que su carácter y predisposición están separados de nosotros entrando.

De lo que sí saldría es de las frases que son muy obviamente ensayadas o muy asquerosas:

  • Frases enlatadas/ensayadas
  • Frases que puedan parecer de las que gritas paletas desde las obras cuando pasa una mujer

Mi manera de abordarlo entrar con alguna frase circunstancial (en contexto) y en el caso de que no me venga a nada en la cabeza me parece importante dejar claro de buenas a primeras el motivo por el que entrado a la chica. Y esta es mi frase de entrada.

Si no se me ocurre nada, pues le digo exactamente esto: que no se me ocurre nada.

  • «Hey! Te he visto y me he dicho, le tengo que decir algo a esta chica pero buf… sinceramente no se me ocurre nada que decirte. Aunque supongo que esto que te estoy diciendo es algo… ¿cómo te llamas?»

Aunque no importe la frase inicial, lo que decimos al abrir a mí me parece una buena oportunidad para dejar claro de buenas a primeras el motivo por el que le he empezado a hablar.

¿Cuál es este motivo? que me ha parecido atractiva y me gustaría conocerla. Quiero dejarle claro que si hubiera sido un señor mayor no le hubiera dicho nada.

Mostrar intenciones claras

Si has parado a una tía por la calle porque te ha parecido guapísima. Díselo.

Podemos ser directos o indirectos. El estilo indirecto sería preguntarle cualquier cosa que podrías preguntar a cualquier desconocido por la calle, pero en algún momento de la conversación intentar ir girando la tortilla para «ligar».

Sinceramente prefiero un estilo más directo en el que ya establezca el tono de hombre-mujer en la conversación. Rollo:

  • «¿Chica del vestido rojo? Me gustas»
  • «Te he visto pasar y me ha encantado como… lo-que-sea»

Digamos lo que digamos es importante que sintamos de verdad lo que decimos, aunque lógicamente hay muchas maneras de decir las cosas.

Si le decimos directamente «me has enamorado» es lógicamente una broma, pero no le estás diciendo que te ha enamorado, le estás diciendo que «te gusta» camuflado de exageración.

En tono jugón.

Es muy distinto a decir alguna mentira o ir con una máscara falsa haciendo ver que ser algo que no somos.

Una frase que me gusta mucho: el mundo está lleno de tíos. Sé un hombre.

Las chicas pueden oler la mentira a 10km de distancia e igualmente lo que queremos no es manipular a nadie, sino hacer pasar un buen rato a la otra persona (y a nosotros mismos) y crecer nosotros personalmente. Ser capaces de decir lo que pensamos. ¿Cómo lo vamos a hacer si empezamos con mentiras y manipulaciones?

Por esto nuestras acciones tienen que ser congruentes con nuestras palabras. Algo que por cierto se debería extrapolar al resto de nuestras vidas…

Es importante no confundir manipulación y mentiras con jugueteo o ligue. Por ejemplo algunas frases que he usado para entrarle a una chica en la calle ha sido:

  • «¿Eres mi cita de Tinder?»
  • «¿Me estas esperando a mí?»
  • «Ya he llegado»
  • «No va a venir…» (lo robé de un capítulo de Como Conocí a Vuestra Madre).
  • «Hey, tú. La del medio. I think I’ve just got a crush on you«
  • Una que también he usado y me sorprendí hasta a mí mismo usando: «perdone señora, ¿es esta su hija? es que creo que me he enamorado de ella…»
  • O simplemente… «Hola» y sonreír.

A muchos les da vergüenza que la chica los perciba como un tío al que le gustan las mujeres.

No sé si viene de las épocas del colegio donde los niños decían «a Jorge le gusta Laaaura» como si fuera algo de lo que sentirnos culpables o avergonzados, pero si eres un adulto, no hay que tener pudor en aceptar y proclamar que sí, te gustan las mujeres.

Y si nos gusta una específicamente, ¿por qué no decirlo? En el peor de los casos se llevará un cumplido honesto.

Puede sonar a muy directo pero tiene que ir a la par con una buena comunicación no verbal. Si lo decimos serios, en voz baja y sin mirarla a los ojos sonará a lo más acosador del mundo.

Es por esto que otro de los pilares es precisamente este, cuidar el lenguaje no verbal.

Cuidar el lenguaje no verbal

Algo que para algunos ya les viene de forma natural pero otros tendrán que pensar en ello activamente hasta que se convierta en una segunda naturaleza.

¿Y cómo se consigue esto? entrando a muchas, siendo social constantemente y después de cada interacción, parar y analizar cómo nos hemos sentido, qué ha ido bien, y qué ha ido mal.

Cuando hablamos de lenguaje no verbal entran en juego un montón de cosas, pero al menos lo más importante vendría a ser:

  • Mirar a los ojos
  • Sonreír
  • Hablar claro y despacio

Las palabras, nuestra voz y el cuerpo tienen que ir en sintonía. Si no, ahí es cuando nos pueden percibir inconscientemente como que no somos trigo limpio.

Por ejemplo, si estoy haciendo algo de hombre confiado como es entrar a una tía por la calle, pero…

  • Mi postura no es de poder (no estoy recto).
  • Si me tiembla la voz.
  • Si le digo a la chica que me gusta mirando al suelo…

Entonces hay una divergencia entre lo que hago y lo que digo. Estoy haciendo algo de un tío confiado pero actuando como alguien que tiene miedo o es vergonzoso.

Esta incongruencia es lo que nos hace ser percibidos como mentirosos. Básicamente.

Sobretodo si la conversación es de una naturaleza emocional con sentimientos y actitudes. Que al fin y al cabo es lo que queremos en este tipo de interacciones.

Por esto desde el momento de la entrada y durante la interacción hay que mantener ese contacto visual y sonreír. No como un maníaco, pero hacerlo de manera natural.

Si estás cagado y todo esto no te sale de forma natural, es lo de siempre. Hacer más. Hacer volumen. Lo iremos haciendo cada vez mejor y el cuerpo y mente lo terminan adoptando con el tiempo.

Por esto es importante hacer una comprobación antes y después de cada interacción. ¿He sonreído? ¿la he mirado? ¿qué podría haber ido mejor?

La atmósfera (el vibe) con la que transmitimos nuestras intenciones es incluso más importante que las palabras que decimos. Recordemos que más del 90% de la manera en la que nos comuniquemos es no verbal.

  • Mirar a la chica constantemente (se puede apartar la mirada cuando pensamos y demás de manera orgánica).
  • Sonreír.
  • No tener miedo a hablar despacio y dejar silencios para pensar.
  • Hablar con una voz potente (sin gritar), pero que la chica no nos tenga que decir «¿qué?» o acercarse más porque no nos escucha bien.
  • Contacto físico como tocar el brazo o dar la mano tampoco es considerado acoso (aún).

Unos consejos/puntos que son igual de importantes tanto al entrarle por la calle pero también durante la interacción.

Si hacemos esto veremos que de forma natural adoptamos una de esas posturas corporales de poder. El lenguaje corporal que una persona confiada tendría.

Y si no te sientes confiado… Actúa como tal. El cuerpo se lo termina creyendo.

Con una buena postura corporal, no sólo somos percibidos como más confiados sino que además está demostrado científicamente que nos aumenta la confianza de verdad mientras la adoptamos.

Por ejemplo yo me encuentro haciendo el «Superman» constantemente ya sin darme cuenta, que es la posición esa en la que tienes las dos manos en las caderas.

entrando a chica en Croacia

Foto: un amigo me hizo esta foto en Croacia haciendo el Superman y hablando con una chica en la plaza de Zagreb.

Pero independientemente de la pose, el lenguaje corporal que tengamos o lo que digamos… ya le hemos entrado. Hasta ahora da igual.

Decir algo de entrada ya es algo que menos del 1% de los hombres hacen.

Si encima lo hacemos de una forma que no es creppy (repulsiva) con buenas formas, con tranquilidad, sin invadir el espacio vital de la chica, con buena voz y buena pose, ya tenemos mucho ganado.

Divertirse haciendo volumen

¿Os acordáis de eso que digo de «volúmenes ingentes de mediocridad?». Pues aquí también aplica.

Hace poco en la comunidad hicimos un reto individual en el que durante 30 días teníamos que llevarnos (al menos) un rechazo diario.

¿Por qué «un rechazo» y no simplemente entrar a una sola chica al día? muy fácil, porque si supiéramos al 100% que la reacción que nos daría la mujer sería positiva, el miedo al rechazo no existiría al entrar a una. ¿Que significa esto?

Que lo que nos hace falta trabajar es que nos puedan decir que «no» de mil maneras distintas, y aceptarlo.

Frases para entrarle a una chica

Algunas que he usado yo en el reto de 30 días que hemos hecho en nuestra comunidad, en el que teníamos que ser rechazados al menos 30 veces durante 30 días mientras estaba viviendo en el extranjero.

Es una buena excusa para pasárselo bien probando frases de entrada de todo tipo para demostrarnos que no importa tanto lo que digamos, pero que estas frases ayudan a ponernos a nosotros mismos en un estado de ánimo divertido y/o de hombre-mujer con la chica.

  • «You are cute» (me has parecido maja/guapita)
  • «You are glowing» («¡brillas!»)
  • «¿Sabes lo que es un thumbnail en los vídeos de YouTube? pues bien… si todas las chicas de este gimnasio fueran vídeos, yo pulsaría en ti»
  • «¿Me puedes ayudar a encontrar una dirección? si estoy buscando… mhmm… tu número de teléfono ;)»
  • En un centro comercial o sitio cerrado: «perdona, estoy buscando a mi novia, ¿la has visto? lleva puesto…» (y describir lo que la chica lleva puesto en ese momento)

Algunas son frases menos directas y otras mucho más para ponerme en un estado de diversión.

Si tu te lo pasas bien, ella es más probable que también lo haga. Pero es verdad que como más entradas en frío he hecho, cuando no me viene ninguna frase en contexto a la cabeza, pues acostumbro a gravitar hacia ciertas frases.

La propia entrada en frío es lo que cuesta más, o sea que tampoco veo nada malo en intentar hacerla más fácil «automatizando» los primeros 2 segundos.

Hacer una carrerilla o ir físicamente ahí sin pensar casi nada y decir algo, lo que sea. Automatizar este «algo» es una manera para no tener ninguna excusa para no hacerlo.

Me has parecido atractiva

Tenía que conocerte

Me gustas

Nuestros bebés serían guapísimos

Tal vez le podemos preguntar a tus padres como te hicieron.

¿Me puedes ayudar a encontrar… tu número?

No nos conocemos… por esto vengo a presentarme

Aprendizajes de la vida

Entrar a una chica por la calle por primera vez fue una de las cosas más difíciles que he podido hacer en la vida.

Y no es que una vez lo hiciera ya de pronto me dejara de asustar. Las «entradas» que vienen después asustan exactamente igual, pero al menos… tienes una experiencia de referencia.

La experiencia de referencia es algo que hemos vivido en el pasado que puede ayudarnos a navegar algo por lo que estamos pasando hoy.

Una vivencia que tu subconsciente tiene presente que has hecho, y que por lo tanto serás capaz de hacer otras cosas de una situación o miedo similar.

Por eso uno de los aprendizajes que me llevo en mi vida es que cuando empiezo a dudar de algo que sé que me haría bien, me digo:

  • «Venga Pau, hazlo por la experiencia de referencia»
  • O un «venga Pau, después de hacer X… ¿cómo no vas a manejar este miedo que sientes ahora?»

En el caso de entrarle a chicas no fue distinto.

Fui capaz de parar a 2 por primera vez y decirle a una que me molaba su amiga porque ya tenía la experiencia de referencia de entrar a una. O de parar a 2 a preguntar algo inofensivo.

Había sido capaz de entrar a una con gente alrededor que era presente que me escuchaban porque antes le había entrado a una que no tenía nadie alrededor porque me daba miedo que me escucharan.

La primera chica costó mucho y si os digo la verdad ni me acuerdo de la cara que tenía. Tampoco las decenas que vinieron después. Sí que puedo acordarme de las más recientes, pero como con cualquier relación social, si esa persona no termina formando parte de tu vida, los rasgos, la cara, se van borrando poco a poco de nuestra mente para dejar espacio para esas personas que si ocuparán un lugar importante.

Este es la magia del volumen: cuanto más hagas, menos te afecta.

Lo que siempre digo en cualquier práctica para volverse mejor: hay que hacer volúmenes ingentes de mediocridad.

Por esto me encantó hacer el reto en la comunidad de (al menos) 30 rechazos en 30 días. Buscar (ya no entrarle a una chica al día), sino intentar hacer una buena interacción pero terminar rechazado sin que sea a propósito.

Para volvernos más cómodos con el miedo que sentimos, que es lo que tira para atrás al 99% de hombres. Pero además, terminas con un buen volumen.

Quizás terminas haciendo más de un «set» diario porque para tu sorpresa, tal vez no te rechazan aún haciéndolo mal. Pero lo mágico es que terminas con un momentum, una bola de nieve de hacerlo día tras día.

Terminas dándote cuenta de que cada vez es más y más fácil entrar. No porque no tengas miedo, sino porque lo manejas mejor. Aprendes a transformar esas palpitaciones del pecho y mariposas del estómago de ansiedad a emoción.

Porque como ya dije, a nivel fisiológico no hay diferencias biológicas entre el miedo, la ansiedad con la emoción.

De cuando estuve haciendo mucho volumen, en Rumanía y Croacia, o en Estonia con el reto de 30 rechazos en 30 días, me llevo muchas lecciones conmigo que creo poder extrapolar a mi propia vida por todas las experiencias de referencias y miedos afrontados.

Superar miedos irracionales

Seguimos siendo los mismos que los homo sapiens de hace miles de años atrás.

No culturalmente, pero sí biológicamente.

Todos estos miedos sociales y la falta de libertad social nos viene dada porque si decías algo que no tocaba en la tribu o te salías de lugar… en el peor de los casos morías a pedradas y en el mejor te quedabas solo, sin tribu y te mataban los depredadores.

Por esto nos cuesta tanto salir de la zona de confort. Sobretodo salir del confort social, porque en nuestra naturaleza está querer ser aceptados. Ser aceptados para poder literalmente sobrevivir. Sin grupo, morimos.

Entrarle a una chica «en frío» es un miedo que en teoría no tiene ningún tipo de fundamente. ¿Por qué no le podrías hacer un comentario a un extraño?

Es por eso que a parte de afrontar esta ansiedad, hice otras pruebas en momentos puntuales cuando iba con amigos a los que también les iba el desarrollo personal.

  • Irse en medio de la plaza y empezar a gritar como un lado.
  • Desde el otro lado de la calle, llamar a tu amigo y empezar a contarle algo muy embarazoso. Gritando para que todo dios nos escuche.

Uno de los retos que hice en Croacia fue «simplemente» tumbarme en medio de la plaza central en Zagreb.

Estirarme ahí por completo. Solo. En medio de toda la gente que pasaba por ahí. Algo que de buenas a primeras parece una tontería.

Pero cuándo estás allí de pie pensando si tienes huevos de hacerlo o no empiezan a venir todas estas excusas en la cabeza. Que el suelo está sucio. Que es una gilimierdez. Qué van a pensar de mí…

reto de tumbarse

Foto: cuando me relajé hasta lancé una foto para acordarme del momento.

Después te intentas convencer «venga Pau pero si sólo es estirarte al suelo».

Coges aire… Y te tumbas.

Durante los primeros 10 segundos seguí sintiendo todos estos mismos miedos pero después de esto ya te relajas. Te das cuenta que estás vivo.

En todos los sentidos. Físicamente y emocionalmente.

Cada vez que entro, o me encuentro en una situación de estrés, tengo las experiencias de referencia de que lo he hecho, y me es más fácil hacerlo. Manejar mejor el miedo.

Tengo más inmunidad a situaciones poco agradables. Enseñándome a mí mismo a estar cómodo con la incomodidad, pero sobretodo a miedo infundados. Irracionales.

De aquellos que ya no nos sirven porque hemos dejado de vivir en la jungla con tribu.

Cuando lo has hecho muchas veces, se vuelve una segunda naturaleza, pero incluso hay ventajas cuando las hecho unas pocas. La ventaja es que «lo has hecho» y te lo puedes recordar.

Y lo que es aún mejor. Tienes menos arrependimientos, porque no hay nada que duela más. Duele más arrepentirse que la consecuencia posterior de hacerlo.

Moldear tu vida

Y empiezas a entender (a realmente entender) a que puedes «hacer algo».

Las series y películas de Hollywood nos han vendido que cualquier día de estos nos cruzaremos con la mujer de nuestros sueños en el rellano. Chocaremos, se le caerán los libros y mientras le ayudamos a recogerlos nuestras manos se tocarán, las chispas saltarán y así niños, es como conocí a vuestra madre.

¿Podéis deducir cuál es el porcentaje de posibilidades de que esto ocurra? ni idea, pero algo me dice que es bajo de collons.

Entrar en frío nos enseña que si queremos algo, tenemos la opción de coger la vida por los huevos siendo proactivos y que en el peor de los casos lo habremos intentado.

Cuando digo «enseña» reitero que es a nivel subconsciente, no lo que podemos leer en un libro o en un blog mega molón.

En vez de esperar a que la chica más mona se cruce contigo, tal vez podemos puedes ser tú el chico que se cruce con ella.

Por esto se puede extrapolar con la vida misma.

Si tienes un trabajo que es una mierdaca pinchada a un palo, puedes lamentarte y quejarte todo lo que quieras. O en otras palabras, estar esperando a la chica del rellano que se le caigan los libros.

O puede que una parte de tu cerebro que llevaba mucho tiempo adormecida, de pronto se levante y empiece a decir y a hacer esas cosas que cuando estás mirando por la ventana del tren piensas que «tal vez» deberías hacer.

Todo el mundo conoce estos conceptos a nivel lógico, pero de nuevo (y lo repito por lo imprescindible que es), es nuestro cerebro subconsciente que necesita aprenderlo. ¿Cómo? con experiencias de referencia. Es decir, habiéndolo hecho.

Si dejamos nuestras metas y ambiciones al universo, la suerte o el destino, lo que estás haciendo es apostar todo a una carta sin tener ni idea de a cuál estás apostando, quien juega, qué te juegas o las infinitas posibilidades que existen.

Mejorar en lo que te propongas

En la puñetera vida me hubiera atrevido a hablar con una chica que me parecía atractiva, no conocía de nada y sobretodo sin tener una buena excusa para hacerlo.

En la puñetera vida. En serio.

En las primeras entradas en frío aprendí algo importantísimo: las chicas no me rechazaban de buenas a primeras. Lo hacía una vez abría mi boca y no sabía dirigir demasiado bien la conversación. Y esto son buenas noticias.

Son buenas noticias porque «sólo» tuve que hacer volumen de entradas para ir volviéndome cada vez mejor en estas interacciones.

Como cualquier habilidad.

Habrán los que son naturalmente buenos con el miedo y las interacciones, pero la mayoría tenemos que trabajar para mejorar substancialmente en lo que sea que nos propongamos.

ser malo en algo

Como diría Jake el Perro «ser malo en algo es el primer paso de volverse bueno en algo».

Y creedme que los multipotenciales estamos a un paso de muchas cosas.

Pero resulta los gatitos pueden tener alma de leones.

Hay que seguir picando piedra

Algo de lo que nos damos cuenta sólo cuando hemos algunas entradas, especialmente en el mismo día. Porque coges una especie de «carrerilla» en la que cada entrada te cuesta un poquito menos.

píldora roja y azul

Por eso en esta comunidad se hace referencia a la pastilla roja de Matrix. Porque cuando has visto lo que hay al otro lado de la puerta, ya no quieres volver atrás.

Quieres seguir siendo esta mejorada versión de ti.

El problemilla que tenemos es que resulta que este «momentum social», este músculo social, es como un músculo del gimnasio. Cuando dejas de ir a ejercitarte, los músculos se ablandan y ya no son capaces de levantar el mismo peso que antes.

Pasa exactamente lo mismo con el approaching, con los abordajes, con entrar.

Cuando dejas de hacerlos, de algún modo se te «cierran las puertas». Piensas en eso que has hecho, lo interesante y molón que era, y aquí es cuando puede venir un periodo de frustración.

Como a todo en la vida, te das cuenta entonces que si quieres volver a un estado, o conseguir algo, tendrás que picar piedra. Tendrás que volver a hacer volumen, a ensuciarte las manos con barro si quieres terminar haciendo una buena escultura. Que nadie puede hacer una escultura igual que cómo lo harías tú.

Potencial verdadero

He conocido a chicas que mi «yo anterior» jamás se hubiera imaginado tener huevos de entrar o pedirle una cita.

Chicas que el Pau de hace unos años hubiera pensado que era un fallo del Matrix y  «no debería haberlo conseguido». Esto es lo que me hubiera dicho a mí mismo.

Pero decidimos tomarnos la pastilla roja.

Aprendí que el tío más estándar, del montón, prometio, tiene el potencial de conocer a mujeres que pensaba que «jugaban a otra liga». ¿La realidad? que quien decidía jugar a otra liga era yo.

Jugaba a 2º división porque me daba miedo que la 1ª división costara demasiado esfuerzo.

Era yo mismo. Mi propio miedo y las dudas en mí mismo las que me mantenían ahí.

¿Y que pasó? pues que empecé a preguntarme cuál era mi potencial. En qué otros aspectos de mi vida me estaba saboteando a jugar más abajo.

¿Cuánto dinero podría estar haciendo? ¿que cantidad de cosas puedo aprender experimentando en otras áreas? ¿qué más puedo conseguir?

Sitios donde conocer chicas

Hemos visto cómo entrarle a una chica que no conoces, fijémonos un segundo donde nos están conociendo tías los hombres por tal de no «abrir en frío».

De noche en bares y discotecas

Empezando por los bares y discotecas, que tachán-tachán, sólo están abiertos de noche. Y la mayoría de hombres exclusivamente salen de noche para conocer a mujeres.

Si las mujeres desaparecieron del mundo sólo durante la noche, ¿creéis que habría mucho negocio en el ocio nocturno?

¿Si no te gusta salir de noche qué vas a hacer?

En actividades grupales

Pues apuntarte a mil actividades para «conocer gente» cuando lo que buscan es «conocer chicas» de manera camuflada.

Ahora entendemos porque hay tantos hombres que bailan Salsa o Bachata que en la vida han escuchado este tipo de música.

A través de internet

Existe otra opción cada vez más popular: las webs y apps para ligar.

Un estudio de Stanford comentaba como ya son el 40% de las parejas se han conocido online. Normal que Tinder (con sus trucos) y otros portales de internet para ligar estén sacando fuego constantemente.

Supongo que por esto el logotipo de Tinder es una llama. Porque te quemas el dedo dándole hacia la derecha y hacia la izquierda.

El sentir que tienes tantas opciones en una App o portal de internet, es una sensación de abundancia. ¿Pero es abundancia lo que tenemos si para muchos esos contactos online no se convertirá en citas?

Responder estas preguntas es lo que me hizo cambiar de opinión en cuanto a Tinder.

Entrarle a una chica por Instagram

¿A qué recurren? pues a espamear a chicas por sus redes sociales.

La de hombres que intentan entrarle a una chica por Instagram o Facebook, intentando encontrar la frase perfecta.

¿Sabes la cantidad de tíos que le mandan mensajes a la chica que te gusta en Instagram? tendrá la bandeja de entrada llena más que llenos tienes tu los huevos.

En vez de esto, pon huevos. Diferénciate y sobretodo, deja que la adrenalina fluya por tu cuerpo. Siéntate vivo y déjate de interacciones no personales en internet.

Entrarle por Instagram solo sirve una vez ya le hemos entrado a la chica y nos ha dado su Whatsapp o Instagram. Con un simple «Laura, Laura. Aquí estamos» ya está, aunque es mejor aún cuando se puede hacer una referencia específica de la conversación que hemos tenido con ella.

Pero que Instagram sea sólo para quedar con ella, no para intentar seducirla vía mensajes.

En lugares del día a día

¿Cómo no vamos a ser más adictos a las redes sociales que antes si incluso ponemos el peso de las relaciones sentimentales en esta tecnología?

Lo estamos trasladando todo al móvil, que encima llevamos encima nuestro cuando tenemos la opción de ser social de verdad. Y eso que hay estudios que afirman que sólo por tener el smartphone presente en una interacción ya la hace peor.

Aquí es cuando entra el arte de «sargear». De tener los huevos de poder entrarle a una chica que no conoces y que te gusta por la calle, flirtear y pedirle el teléfono.

Sin remilgos.

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Pau

Investigo, experimento y divulgo. Multipotencial con curiosidad intelectual "secuencial": mis pasiones e intereses van a épocas. Como una mamá pájaro, engullo información y la vomito en pedazos coherentes de contenido vía blog y podcast para otros ninjas de la vida.

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