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El individuo no soberano… traga por la boca y por el ano
(cómo ser libre)

Del mismo modo que pensar que eres un helicóptero Boeing AH-64 Apache no te convierte en uno, pensar que tienes libertad no te convierte en una persona libre.

La mayoría de gente que conozco no es soberana no se puede tener libertad sin soberanía.

Me hace gracia pensar que la primera vez que escuché la palabra «soberanía» salía de la boca de Artur Más (expresidente de Cataluña) hará más de una década. Una palabra a la que no presté mucha atención, como tampoco se la presté a la Consulta de independencia que se hizo en esa época.

¿Por qué utilizaba tanto la palabra «soberanía» y no «libertad»? ¿no son eran sinónimos? Libertad la podría entender hasta un chiquillo, en cambio «soberanía» hasta Pompeu Fabra hubiera tardado un segundo en procesarla. ¿No querían llegar al máximo de gente posible?

Sí… lo que pasa es soberanía y libertad no son lo mismo aunque persigan una misma finalidad.

El significado de ser soberano

¿Qué es la soberanía? ser soberano es estar empoderado.

Si el bueno de Artur usaba la palabra soberanía y no libertad, era porque ser soberano implica tener autoridad. No necesariamente para ejercerla sobre los demás. También para ejercerla sobre ti mismo.

Aunque la soberanía como tal sea más próxima a «independencia» que a «libertad», es verdad que tener esta autoridad, este poder nos daría una competencia total que consecuentemente sí nos daría libertad.

Por esto en política la palabreja «soberanía» se utiliza más que «libertad». Por esto como individuos nos nos referimos a alguien como «soberano», porque ya damos por hecho que no podemos serlo si hay un Estado autoritario que elige por ti.

Pocos individuos hay en el mundo que «sean un gobierno» en sí mismos. Messi o Cristiano Ronaldo, quizás… En cambio de «individuos libres» hay algunos más. Pocos… pero los hay.

Qué es ser libre

Tener libertad es tener derecho a actuar como te plazca en una sociedad. Un derecho que aunque a priori todos tenemos, hay montones de factores que nos cohiben a ejercer este derecho. No sólo físicos sino también factores emocionales que nos impiden ejercer libertad.

Por eso si vemos a un tipo por la calle con sus auriculares cantando The Weeknd a lo loco, lo más probable es que se nos encienda una chispa de envidia mientras pensamos «mira que libre que es, el cabr*n».

Llamamos «libre» a ese loco porque está en un estado (mental o físico) que no lo hace encadenado a ninguna obligación, deber o disciplina de nuestra sociedad, el constructo social.

Tomando esta definición al pie de la letra, podemos asegurar que la mayoría de personas de la sociedad no son libres. Atrapados en una carrera de la rata de la que si intentas salir, significa suicido financiero que se traduciría a más situaciones que no desearías ni a tu peor enemigo.

Qué es la soberanía

La soberanía es la base en la que se sustentaría la libertad. Sin soberanía, no puede haber libertad porque estás cediendo el derecho de actuación a una ente (llámalo Estado, llámalo pareja tóxica, llámalo como quieras) que te dice lo que puedes o no puedes dejar de hacer.

Como di te dijera, te doy estas 10 opciones de cómo puedes hacer las cosas. Un día decides ejercer tu derecho de hacer 2 de estas cosas, otro día 1, otro día 3…

Esto nos da cierta sensación de libertad, pero ¿somos libres? nos están dando 10 opciones, pero quizás sin esta ente serían 100.

¿Podemos decir entonces que podemos ser individuos soberanos si nuestra falta de soberanía nos restringe la totalidad de nuestra libertad?

Soberanía compartida

Quizás en nuestra sociedad estamos dentro de una especie de «soberanía compartida», en la que dos o más partes exteriores ejercen esta soberanía de una forma conjunta.

En política es más claro que nunca.

Sin ir muy lejos, podemos utilizar a Andorra como ejemplo. Se llama el Coprincipado de Andorra porque conviven dos fuentes externas que ejercen la soberanía andorrana.

El Obispo de la Seu d’Urgell y el presidente de la República francesa mandan por igual. Esta soberanía compartida algunas veces se manifiesta como un control directo y otras se cede un gobierno que se gestiona solo.

¿Qué tiene esto que ver con el individuo soberano? pues que muchos de nosotros también caemos sujetos de estas soberanías compartidas.

  • Sólo por el simple hecho de nacer en X territorio ya estamos automáticamente sujetos a ciertas leyes dictadas por el Estado de ese lugar.
  • También pasamos a estar bajo la merced de los padres que nos ha tocado tener.
  • De la escuela donde nos vamos a educar, etc…

Y bajo capas y capas que van capando nuestras opciones. Pero tenemos suerte.

Poder soberano

En el pasado esta soberanía se había compartido aún más. Con más proxies. Quizás eras un esclavo y tenías un amo. Quizás eras sujeto al alimento que el señor feudal te iba a dar cuando estabas obligado a darle tus tierras, y cosas por el estilo.

Estamos hablando del «poder soberano». El que puede ejercer el derecho de obtener la vida de los súbditos. Un poder que se ejerce mucho más de lo que imaginamos.

Resumen de The Sovereign Individual en español

Es por esto cuando vi la portada del libro «El Individuo Soberano», el título me llamó mucho la atención. Quizás más que a otra persona que no acostumbra a pensar tanto en la libertad y soberanía.

Pensé, ¿me está diciendo este libro que puede existir un individuo completamente soberano?

Pues sí. Más o menos. Después de leérmelo un par de veces en los últimos tres años, The Sovereign Individual me ha transmitido que para ganar soberanía y ganar en libertad, la capa más importante de la que desprenderse es la del Estado.

O más bien, elegirlo tú.

Quizás hasta eligiendo más de uno en distintas áreas de tu vida, siguiendo lo que se conoce como «teoría de las banderas». Plantando una bandera para cada área de tu vida con un Estado que te ofrezca mejores condiciones en esa área.

Cómo ser libre

La ciudadanía (como tal) está obsoleta y para optimizar nuestro estilo de vida pero también ingresos y convertirnos en un Individuo Soberano, necesitamos convertirnos en clientes de un Estado.

No sucumbir a sus servicios por obligación como la nacionalidad o ciudadanía, sino elegirlo voluntariamente con las herramientas del capitalismo. Los mercados.

Elegir tu nacionalidad

En vez de pagar los impuestos «impuestos» por los políticos o políticas intocables, tenemos que conseguir un estilo de vida donde podamos negociar tratados de impuestos. Elegirlos de una cartera de Estados que ofrezcan los servicios que nos interesan, o incluso no pagar impuestos y elegirlos de manera privada.

Los consumidores expresan lo que quieren directamente con la compra de productos y servicios… o dejando de ser clientes.

Cuando dejamos de estar satisfechos con una versión de un producto o servicio, expresamos nuestra insatisfacción saliéndonos de ahí. No comprando. No participando. En otras palabras: llevando nuestro dinero/poder de compra, a otro sitio.

En mi caso prefiero tener cierta almohada estatal donde caerme, pero lo mínimo. Sanidad e infraestructura en el momento de la vida en el que estoy.

La idea principal del individuo soberano es precisamente esta: elegir lo que queremos pagar, como hacerlo y donde hacerlo. Algo que será cada vez más relevante por la dirección que está tomando el mundo.

El libro sugiere implicaciones poco ortodoxas de conseguir la libertad (especialmente libertad financiera) en la Era de la Información.

De todas las nacionalidades que tenemos en la Tierra, la que ahora mismo se puede considerar el pasivo más grande es la estadounidense, lo que es irónico porque es la capital del capitalismo. Es justamente el capitalismo, lo que usamos como herramienta social y económica para convertimos en soberanos.

En Estados Unidos se pagan impuestos por nacionalidad. Por haber nacido allí. Y algunos alegamos a que en la próxima década muchos Estados (incluyo España) seguirán esta tendencia. De pagar impuestos por pasaporte.

Los estadunidenses puedes pasar 10 años viviendo en Francia como americano y aún así tienen que pagar tu parte al tío Sam.

declaración renta hacienda

Precisamente porque estamos hablando de la capital del capitalismo, nos encontramos con un push. Un empuje para incitar a los otros países como España, a que en un futuro no muy lejano también hagan lo mismo con las nacionalidades. Se pague con pasaporte.

Para ser un individuo soberano, una de las compras que tendremos que hacer (compra monetaria, con tiempo, o con las dos) será la de elegir otro pasaporte.

Incluso denacionalizarnos, renunciando a nuestro pasaporte de cuna que no deja de ser el sitio aleatorio donde hemos nacido.

Actuar pronto

Si nos basamos en la historia de otros sistemas dominantes que en su momento estaban a punto de colapsar, vemos que los que previnieron todo esto, los que salieron antes de esos grilletes, los que se adelantaron a los hechos, terminaron con una mejor vida.

O sea que una lección que saco es la misma que la teoría de las banderas pero con un petardo en el culo: ve donde te traten mejor pero hazlo ya. Como antes mejor.

Y no estamos hablando únicamente de nosotros como personas.

El peligro de la reacción nacionalista a esta crisis hace que cobre vital importancia no subestimar los extremos a los que pueden llegar la tiranía y los daños que tienen unas instituciones que tienen la fama de jugar sucio.

Nunca deberíamos dejar nuestro dinero en ninguna otra jurisdicción que dice tener el derecho de embargarte cuando le salga del rabo.

Algo que me recuerda al caso de Mallorca, por ejemplo. No hace mucho el gobierno mallorquín dijo que si no se alquilaban las viviendas vacías en un periodo de meses los requisarían… se las quedaban.

Y se las quedaron.

Ese gobierno terminó expropiando 56 viviendas bajo el señuelo de que «eran para destinar a viviendas sociales».

Tener el dinero en otra jurisdicción

Es por esto que sea cual sea nuestra residencia de cuna o nacionalidad, no podemos optimizar nuestra riqueza en un solo sitio. Y cuando digo riqueza no me refiero a que hay que ser multimillonario, me refiero al patrimonio que hemos acumulado con el tiempo. Con nuestro esfuerzo y sudor.

Ser un individuo soberano significa optimizar este patrimonio, esta riqueza. ¿Cómo? pues residiendo en un país de elección según tus necesidades que en el 90% de caso desgraciadamente no será en el que naciste o del que tienes tu primer pasaporte.

Pero no solo esto. A parte de esta segunda residencia también será interesante tener en el punto de mira una tercera jurisdicción en la que podamos mantener nuestro dinero. O gastarlo desde ahí. Manejarlo.

El libro de El Individuo Soberano se escribió en 1998, y a día de hoy, en el momento de transferiros este cetro de la información como si fuera Gandalf, el manejo de nuestro dinero lo tenemos mejor que nunca gracias al ciber espacio.

No sólo tenemos bancos online, también tenemos el mundo de las criptomonedas. Un activo que el libro predijo una década antes del origen de Bitcoin.

  • Tenemos las criptos como Bitcoin que intentamos explicar para tontos para que todo el mundo pueda entender.
  • Existen las criptomonedas alternativas, las altcoins, que aunque siempre alego que en el 90% de las casos se venderá humo, en algunos pocos casos habrá un valor real que perdurará en el tiempo.
  • Tenemos  bancos online que cada vez se ven más forzados a ser más amigables (menos toca pelotas). ¿Por qué?
  • Por la incorporación de las DeFi, las finanzas descentralizadas. ¿Cómo vas a competir con algo así?

O sea que la idea de un individuo soberano que mantiene su dinero en un paraíso fiscal para encontrar una manera de no pagar impuestos (o elegir nosotros cuanto pagar), queda medio obsoleta con su predicción de las DeFi, que seguro que llegó antes de lo que pensaban.

Ser turista perpetuo

Tener el dinero en el ciberespacio tiene sentido, pero ¿qué hay de esta residencia física?. Podemos encontrar un sitio en el que asentarnos con los servicios que nosotros creemos que tienen buenos precio y buena calidad.

The Sovereign Individual recomienda viajar. No permanentemente pero sí extensamente. Al menos por un periodo de tiempo los que puedan, para así localizar residencias atractivas.

Muchos españoles que siempre aclaman por Twitter el sistema sanidad español, se darían cuenta que España no es el único país que tiene sistema de sanidad público. No sólo esto, si no que…

  • Hay muchos otros países que también tienen sanidad pública.
  • Que hay al menos una decena que tienen mejor sanidad.
  • Y un sistema de seguridad social que no está quebrado.

Con la última pandemia hemos tirado atrás muchos años en materia de Sanidad. Al menos cuatro miembros de mi familia que han intentado ser atendido por médicos no les han dado hora porque (cito textualmente) «no te estás muriendo».

Les han dicho que si no es muy grave lo sienten mucho pero no hay espacio. Personas de 60 y hasta casi 90 años, que han contribuido a la Seguridad Social toda su vida.

Te niegan medicina. Medicina preventiva a señoras mayores, a males que te hacen que no puedas ejercer tu actividad diaria.

Protegerse de la violencia

Respecto a esto un compañero de Twitter me comentaba que como mínimo en España hay seguridad física. Y es verdad, la hay… pero cada vez va a peor.

Una pérdida muy relacionado con esta pérdida de soberanía que se comenta en el libro.

Si hacemos una comparación en el Índice de Paz Global donde se listan en un ranking los países del mundo con más seguridad, España toma el número 31 del mundo en el día de hoy.

De 163 países, no estamos tan mal, ¿no?

Esta es el problema, mirar sólo con la lenta cercana. Como siempre, hacemos zoom out, vista de pájaro y vemos que en 2017 en el mismo ranking, España estaba en la posición 22 en el año 2017.

Vamos, que la tendencia de seguridad física es bajista, en el sentido de que cada vez hay menos. Algo que concuerda con las predicciones del Individuo Soberano.

Dice que la violencia en estos Estados se volverá más esporádica y localizada haciendo que el crimen organizado crezca, o sea que tomará mucha importancia encontrar las mejores ubicaciones donde vivir seguros.

Una protección se volverá más tecnológica que jurídica.

Yo supongo que esta protección tecnológica también se incluye la privacidad. Cosa que ha podido hacer que las ventas de las tarjetas de prepago sin DNI ni dar datos hayan crecido tanto desde que las puse a la venta.

No sólo es privacidad, sino también seguridad en general que empezará a ser un bien escaso en los Estados.

Los autores dicen que si tienes éxito financiero, tendrás que destinar cierta parte de estos ingresos a protegerte, aunque no dicen qué tipo de protección específica si que se habla de que empezará a haber más protección privada.

Algo que se hará necesario por el incremento en crimen de todo tipo, no necesariamente violencia física sino el que no se pueda detectar o percibir a simple vista. Esto hará la moralidad y el honor entre asociados mucho más valorado y más crucial que nunca, igual que lo fue en la Era Industrial. Espacialmente en los años de declive.

Adaptarse a los cambios económicos

La manera en la que vamos a percibir esta violencia no va a ser el único sector que va a cambiar. Las áreas económicas también van a hacerlo.

Aquellas economías que habían sido inmensamente ricas gracias (y durante) la Era Industrial, se verán deshinchadas de los estándares de vida de los que disponían por querer aferrarse a un clavo ardiente, a un cuchillo que cae. El no querer aceptar el cambio de paradigma.

¿Qué sucederá? malestar social, disturbios y gobiernos incapaces de seguir garantizando esa prosperidad. Un colapso que tomará distintas formas en los distintos Estados.

Los 48 países menos desarrollados que forman más de 500 millones de personas con una renta por capita inferior a los 500€/mes, tomarán dos direcciones muy distintas en esta Era de la Información.

  • La mayoría se volverán aún más desesperados y marginalizados, a medida que se adoptan medidas totalitarias para aferrarse al antiguo paradigma.
  • Pero algunos pocos que puedan superar los problemas estructurales para preservar la seguridad y salud pública podrán crecer de forma increíble.

Los que abracen el cambio de paradigma se encontrarán con ingresos más desiguales dentro de jurisdicciones pero más iguales entre ellas.

Los países con una tradición de distribución muy desigual puede que se vuelvan más estables bajo estas condiciones, que no los países con muchas expectativas de igualdad en rentas debido a la influencia de la Era Industrial.

¿Un claro ejemplo a día de hoy? Estonia, está claro. Que ya superó en el PIB per capita a España. España lleva cientos de años siendo país en comparación con los 30 que lleva Estonia desde que se separó de la Unión Soviética.

Estonia es un ejemplo que pocos se esperaban.

Otro caso que demuestra el alejamiento de visión (zoom out) que tenemos que hacer para ver las cosas en perspectiva… es China. China no se está convirtiendo en el nuevo gigante, el dictador de la nueva economía. No, la nueva economía, la de crecimiento más rápido es la cibereconomía.

Hacerte con el nuevo dinero

Es inevitable que una nueva economía implica un nuevo dinero.

La muerte de la política tal como la conocemos implicará el fin de los bancos centrales y el fin de la manipulación del dinero.

La ciber-economía será  acompañada de ciber-dinero. El dinero de la Era de la Información, reemplazando el dinero papel del Industrialismo.

Esto significará no sólo un cambio en las fortunas beneficiadas por la impresión de dinero, sino también implica la muerte de la inflación y la devaluación de la moneda como herramienta de los gobiernos de manipular y comandar los recursos monetarios.

La experiencia del siglo 19 nos vendría a decir que el crecimiento a largo plazo puede proceder a buen ritmo mientras la deflación va haciendo crecer el valor del dinero (Bitcoin).

Esto implica que las empresas y estrategias de inversión se tienen que ajustar a una nueva realidad (aún) desconocida como es la deflación.

O sea que un consejo de sentido común: evitar la deuda de todo tipo. Tenemos que perseguir la reducción de costes y el ahorro en valores refugio a toda costa.

Llevar los negocios al mundo online

¿Y cómo nos aprovechamos, ya no sólo de el ciberdinero, sino de esta cibereconomía? llevando nuestros negocios online a internet, e invirtiendo en el nuevo paradigma.

No tiene ningún sentido tener nuestros negocios onshore. En países de alta tributación cuando los podemos crear una empresa online fuera de España, en países de tributación mucho menores.

Las corporaciones en la Era de la Información cada vez se volverán más virtuales. Corporaciones virtuales.

Olvídate de oficinas en rascacielos. El tío que veas en la cafetería con el portátil puede estar moviendo montones de panoja con empleados teletrabajando.

Por esto algunos países como Costa Rica han visto en la pandemia una oportunidad para hacer visados de no-residentes a los nómadas digitales que demuestren ingresos de más de $5.000/mes.

¿Y quien va a ser el burro que tenga su negocio online en jurisdicciones caras y burocráticas? ya os lo digo yo: nadie. Todos los Estados que vean esta oportunidad reclutarán estas corporaciones virtuales y crecerán como los que más. Pero serán pocos.

Precisamente porque los ingresos de los nuevos super-ricos se incrementarán más rápido que en otras economías avanzadas del pasado, una área que se ya se demanda mucho es precisamente la de servicios y productos que se centran en este perfil de individuo soberano.

Aquí es donde eché yo el ojo. No es casualidad que ofrezcamos en nuestra agencia servicios de asesoramiento fiscal internacional para turistas perpetuos.

Cobrar por trabajos, no por horas

Algo que también tiene transcendencia para los que no tienen sus negocios pero sí que trabajan online. ¿Por qué es transcendente? porque cada vez más se empezará a pagar por trabajos específicos, no por horas.

Pagar por horas es muy de la Revolución Industrial, y ahora con la Era de la Información, es más fácil que nunca controlar el tiempo y diseminar en pedacitos más pequeños tareas.

No nos tendremos que estar preguntando por pagar a trabajadores por el tiempo que están calentando sillas, si no que los asalariados por cuenta ajena que sean más efectivos sobresaldrán más porque se les pagará por la efectividad, no por las horas.

Es decir que los «trabajos» o «empleos» se transformarán en «trozos de trabajos» en vez de posiciones en una organización.

Veremos como muchos empleos se tendrán que transformar cuando el trabajo de algunos profesionales sea substituido por sirvientes hechos de inteligencia artificial o programación.

Lo que hará cambiar hasta en nuestra manera de consumir. No sólo la manera de consumir información (que ya es una realidad), sino también servicios y productos.

Podemos esperar un declive en el consumo por capita en países más occidentales, que en las últimas décadas han llevado la batuta en el consumo de productos de todo el mundo, especialmente en las últimas fases de industrialización.

Pero no será el único cambio importante.

Ecriptar tu vida privada

Otro de los recursos que tenemos en la mano y pocos usamos es algo que hasta ahora nunca habíamos prestado demasiada atención: la encriptación y la re-toma de la privacidad.

Esta encriptación va a empezar a tomar cada vez más importancia no sólo para el comercio electrónico y para no ser susceptible a ataques en el ciberespacio, sino también en encriptar nuestra vida tecnológica para ganar autonomía individual.

El individuo soberano debería empezar a usar encriptación así que pueda. Inmediatamente.

¿Por qué? pues de la misma manera que la iglesia intentó banear, prohibir la imprenta durante la Edad Media, otros gobiernos agresivos intentarán, o más bien, están intentando prohibir la encriptación. Y aquí incluyo las criptomonedas, claro. Cripto viene de encriptación.

Igual que pasó hace hace 5 siglos, se empujará una agenda de taboo del objeto prohibido (en este caso lo cripto) con ataques públicos desde los medios y los gobiernos.

Pensar fuera del alcance del sistema actual también será/es un tabú. Así que se vuelve vital que para transcender hacia la Era de la Información, tenemos que pensar fuera del pensamiento convencional y fuera de las fuentes de información tradicionales.

Habrá un intento de control por parto de estos Estados cada vez más totalitarios, y estas medidas funcionarán… pero solo temporalmente.

Tomar responsabilidad

Mientras estas leyes totalitarias funcionen, nos tocará tomar responsabilidad de lo que hacemos con nuestros recursos. Recursos de todo tipo.

¿Por qué? pues porque el control sobre los recursos cambiará de trayectoria. Gracias (o por culpa) a estas políticas anti-cambio de paradigma, los recursos pasarán de la monopolización estatal a las personas.

Aquellas que sepan tomar responsabilidad sabrán manejarlos y multiplicarlos como nunca antes lo habían hecho bajo el control de Papá Estado.

Aquí podemos estar hablando de un nuevo dinero, en el que tienes que ser su propio bancos y el gobierno no va ni a poder oler las criptomonedas/riqueza que tengas, pero no puedo evitar pensar en los recursos naturales también. El agua, la comida…

El profesor Guy Bois hablaba de eso en su libro «The Transformation of the Year One Thousand», asegurando que:

«En un periodo donde las dificultades aumentan temporalmente por un cambio de paradigma, los elementos más débiles del cuerpo social tienden a polarizarse hacia los que tienen más potencial de crecimiento.»

Los autores argumentas que los que tienen más potencial en este cambio de paradigma son los que decidan tomar las riendas de ser un individuo soberano.

Las habilidades cognitivas se recompensarán como nunca antes lo habían hecho. En este cambio de paradigma se vuelve más importante pensar claramente porque las ideas se convierten en una forma de riqueza.

Igual que la integridad de juicio y la habilidad de separar lo real de lo falso, que también se convertirá en un activo.

Mientras el sistema de los estados-naciones se va rompiendo, los que no tengan miedo y sepan tolerar ciertos riesgos, en vez de buscar asilo en los gobiernos como hubieran podido hacer antes, lo buscarán en las alternativas que irán saliendo afiliándose a los que ya sean más libres de estos Estados.

Evitar la deuda de los Estados

Pensad que los Estados que han llevado la delantera este último siglo perderán entre un 50-70% en capacidad de impuestos.

¿A qué llevará esto? esperad una continuación del déficit que plagará la mayoría de países de la OECD. Otra tendencia que ya vemos. La mayoría tienen una deuda abismal.

Japón tiene una deuda de 237%, España ya pasa también del 100% junto con la mayoría de países occidentales.

¿Os dais cuenta no? acabamos de predecir esta pérdida de capacidad de impuestos, así que la tendencia será… imponer más impuestos.

Es exactamente lo mismo que vimos en la economía romana. Pero esta vez, a una velocidad digna de nuestra cultura tecnológica: a toda pastilla.

Muchos no tendrán tiempo de reaccionar, así que empieza a hacer los pasos para volverte soberano y liberarte.

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Pau

Investigo, experimento y divulgo. Multipotencial con curiosidad intelectual "secuencial": mis pasiones e intereses van a épocas. Como una mamá pájaro, engullo información y la vomito en pedazos coherentes de contenido vía blog y podcast para otros ninjas de la vida. ISNI: 0000 0005 1425 6653

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