Siempre había querido empezar un episodio diciendo algo tipo: «la persona que te ha mandado este episodio lo ha compartido porque piensa que estás usando un Ad verecundiam en tu argumento.»
Porque esto es exactamente lo que están haciendo algunos que no están de acuerdo en mi conclusiones. Y no me malinterpretes. Quizás no tengo la verdad absoluta, pero muchos apelan a argumentos insostenibles.
Desde que empecé a crear contenido de todas las temáticas que me interesan, he recibido decenas de mensajes preguntándome cuáles son mis títulos sobre nutrición, historia, economía o psicología.
En parte lo entiendo. Quizás no para los que lleváis tiempo siguiéndome, pero sí para los que me encuentran de forma inesperada en las redes sociales de contenido corto. En 50 segundos un calvo les dice:
- Que el sol no te arruga la piel
- Que la leche de avena es un popurrí de tóxicos
- Que los tatuajes son más malos para la salud que fumar
- Que las grasas saturadas y el colesterol son totalmente sanos
¿Por qué deberías creerme? La respuesta inicial que debería dar es que no deberías creerme.
No podemos ir por ahí creyendo absolutamente todo lo que nos dice cualquier calvo o peludo aleatorio de los algoritmos, pero… Fijaros que por alguna extraña razón, el 90% de las personas no tienen problema en creerse cualquier cosa que les diga alguien con un título universitario si está en su materia relacionada (o a veces ni eso).
Estamos delante del llamado «argumento de autoridad» o «Ad verecundiam».
Una falacia muy relevante por los que me escucháis, porque como sabéis, hablo de mil temas y no tengo ningún título universitario de ninguno de estos temas. ¿Soy entonces alguien que no se puede tomar en serio? Puede que sí… puede que no.
Qué es un argumento de autoridad o Ad verecundiam
El argumento «ad verecundiam» o «argumento de autoridad» es una forma de falacia en la que se defiende un punto de vista como verdad absoluta porque quien lo está argumentando tiene un título, autoridad o reputación en la materia.
El individuo que es un experto en Y dice que X es verdad, por lo tanto X es verdad.
Sesgos cognitivos del argumento
Creerse lo que dice una supuesta autoridad sólo por su etiqueta de experto tiene raíces en sesgos cognitivos (sesgos cognitivos significa que tu cerebro tiene una predisposición a llegar a cierta conclusión) como se demostró con el «efecto Asch» (como Ash Ketchum de Pueblo Paleta).
El llamado «efecto Asch» surgió de una serie de estudios que miraban si las personas ceden o desafían a un grupo mayoritario y el efecto que esto tiene en lo que creemos u opinamos.
Ya puedes imaginarte por donde van los tiros.
Los estudios se modificaron y repitieron montones de veces y la conclusión siempre fue la misma:
Lo que dicen las personas de alto estatus crea una mayor probabilidad de que los sujetos estén de acuerdo con una conclusión falsa. Incluso a pesar de que el sujeto puede ver que la respuesta es falsa, incorrecta.
Está más que demostrado que los humanos sentimos una fuerte presión emocional para ajustarnos a autoridades y posiciones mayoritarias.
En un contexto ancestral, no querías ser el raro que va en contra de lo que dice la tribu, porque hubieras terminado muerto a pedradas o desterrado, solo por la jungla, y por lo tanto… muerto igualmente. Esto es lo que se veía en este estudio.
En una de las repeticiones del estudio se vio la angustia que percibía el cerebro de los participantes bajo la presión de grupo y cómo casi el 60% aceptó la respuesta incorrecta como válida y verdadera. Algo directamente relacionado con la cantidad de presión de grupo a lo que estaban sometidos.
En Sociedad Ninja somos la minoría que resiste a la presión de la mayoría.
Ejemplos de argumentos de autoridad
Por ejemplo, «este nutricionista ha dicho que el veganismo es sano, y como tiene un título, me lo creo».
Estás dando por hecho que ese título le da acceso a información prohibida en la biblioteca del Vaticano donde el resto de mortales no podemos acceder.
Todos tenemos acceso a la misma información a la que otro mortal con titulación de un tema puede acceder. Porque todos los que me escucháis tenéis acceso a internet.
Incluso si estás en África con un ordenador de madera a pedales estás escuchándome gracias a internet, la mayor fuente de información de la historia de la humanidad.
Ahora bien, ¿qué ha estudiado este nutricionista? Ha estudiado lo que el Estado le ha dicho que tiene que estudiar en un periodo de 3-4 años. Y lo más probable, es que al terminar este periodo (a menos que sea un apasionado, que la mayoría no lo son), no volverá a mirarse nada de nutrición en su vida.
¿Estudiar 3-4 años y sacarse un título lo convierte en un experto de la nutrición? No. Lo convierte en un experto de la historia sobre la nutrición que ha aprendido durante esos 3-4 años. En un experto de esos temarios específicos, que pueden ser verdaderos o no. Actualizados o no.
Esto no significa necesariamente que alguien que ha estudiado varios años una disciplina vaya a seguir estudiándola después. Muchos se hacen con los títulos oficiales del Estado precisamente para que las personas y las empresas lo acepten como autoridad. No para aprender del tema.
Pero ser una autoridad no te da la razón o el acceso rápido a la verdad.
Preferiría creer a alguien apasionado de la nutrición que nunca deja de estudiar porque le encanta el tema a alguien que tenga un título.
La historia cambiaría si este titulado tuviera acceso a estudios recientes privados o secretos inaccesibles para el resto de mortales. Pero no es el caso.
Ciencia
Por ejemplo: Newton es el nombre de un científico al que seguimos haciendo referencia hoy en día por sus aportes científicos al mundo.
Ahora bien, a pesar de su trabajo sobre la gravedad también creía en la alquimia. La alquimia es el intercambio igualitario entre dos cosas ydesgraciadamente para Newton nunca se ha demostrado que podamos convertir 1kg de madera en 1kg de oro.
Y no fue precisamente un pensamiento aleatorio que tuvo el científico, sino que escribió +1 millón de palabras en su investigación sobre la alquimia en secreto. Textos que no vieron la luz hasta que pasó mucho tiempo después de su muerte.
Siguiendo el argumento de autoridad, tendríamos que habernos creído cada una de las cosas que Newton hipotetizó. Al haber sido un científico famoso que descubrió la gravedad, pues también debe tener razón en todo lo otro como la alquimia, ¿no?
Pero en este caso particular como ha pasado tanto tiempo hemos podido separar cada una de la teorías de Newton como individuales pero seguro que si hubiera vivido en nuestra época aparecería constantemente en los medios y nos creeríamos todo lo que dice sobre la alquimía por el simple hecho de que tuvo razón en otras cosas.
Este es el Ad verecundiam en el que caemos constantemente en los tiempos modernos.
Medio ambiente
Un ejemplo caro tenemos el caso del cambio climático. El argumento más escuchado es precisamente un ad verecundiam como una casa.
Y ojo, sin afirmar que sea cierto o falso lo que sí se seguro es que el argumento que se usa es el erróneo.
Como hemos visto anteriormente, nuestros cerebros son increíblemente susceptibles a creernos cosas que crea la mayoría. Si te dicen que una ente grupal autoritaria como «los científicos» (como dando por hecho además que el 100% está de todos ellos están de acuerdo) se cree una cosa, tu cerebro será más propenso a creérselo que si es una persona individual. Un individuo que será percibido como un maldito loco, y no quieres que te etiqueten como a él.
Es lo que nos han enseñado estudios como el efecto Asch. No queremos salirnos de lo que piensa el resto de la tribu.
Aborto
Pero no sólo creerse a la mayoría «per se». Imagínate a una persona muy poderosa. Si eres muy cristiano (no Ronaldo, sino cristiano de religión) y el Papa de Roma te dice que el aborto es un asesinato, lo aceptarás sin rechistar.
Harás caso a la autoridad porque en una tribu, la persona con más autoridad es la que guiará la manada a pensar algo específico y por lo tanto, como subproducto, sabes que todo el mundo se lo creerá también.
Si en cambio estás muy políticamente involucrado en políticas de izquierda y el argumento del partido o el primero de la lista dice que estar a favor del aborto es ir a favor de la libertad de elecciones y el cuerpo de la mujer, también lo aceptarás sin rechistar.
En ambos casos no has tomado tu propia decisión o llegado a tu conclusión. Te han alimentado de lo que han querido.
Quizás te han dado ciertos argumentos, pero no te has parado a analizarlos. Si no que cuando tienes un debate en la cena de Navidad, lo vomitas como una respuesta enlatada, porque tu cerebro no quiere pensar. No quiere gastar energía en llegar a una conclusión individual. Y esto también es evolutivo.
Maltrato animal
Si la (cada vez más) mayoría vegana te dice que comer animales es maltrato, te lo vas a creer porque es lo que cada vez más personas van repitiendo sin ni siquiera mirar las opciones como los mataderos móviles, la caza o montones de alternativas.
Movimientos que no mirarán los cientos de miles de animales que se matan en los monocultivos, equivaliendo a muchas más muertes.
Drogas
Si un organizador de Alcohólicos Anónimos te dice que los psicodélicos están al mismo nivel que la cocaína porque altera el cerebro, ¿cómo no te lo vas a creer?
Violencia de género
Si los medios (un grupo autoritario) o Irene Montero que es una ministra y una autoridad en el gobierno te dice que una persona ha muerto asesinada como resultado de violencia de género porque resulta que la víctima era mujer, te lo vas a creer.
Estás dando por hecho que el único motivo del asesino ha sido el género de esa persona porque te lo ha dicho una autoridad. Cuando tú, y seguramente ellos, no estaban allí.
Tecnología
Si le dices a tu abuelo qué móvil se tiene que comprar o como tiene que hacer funcionar ciertos aparatos tecnológicos, pues te va a creer porque para él, tu eres una gran autoridad en el área de la tecnología…
Pero tú sabes tan bien como yo que aunque sepas más que tu abuelo esto no te convierte en un experto ni en una autoridad de la tecnología.
Redes sociales
Pero fijaros, que estoy poniendo ejemplos de científicos pero pasa exactamente lo mismo con los influencers (…). Son una autoridad aunque sin títulos, pero una autoridad.
No hace falta ser experto, o científico, si no tener un nivel de estatus.
Podemos poner el ejemplo de un influencer en el área de la salud. Alguien sin títulos de nutrición, y seguro que ha luchado a contracorriente para establecerse como autoridad por no tener estos títulos. Ya sea apelando a mucha viralidad, como citando a muchos estudio. Pero ahora que tiene este estatus, esta influencia porque se la ha ganado, es una autoridad en la materia.
Buena o mala autoridad es indiferente, porque lo que debatimos es el «argumento de autoridad».
Sólo porque audiencia, sólo porque es una autoridad, no lo convierte en un portador de la verdad absoluta.
Cada argumento, tiene que ser mirado con lupa de forma independiente sin importar quien lo está argumentando.
Las redes sociales han hecho mucho daño en este aspecto, porque nunca antes ninguna herramienta había dado la oportunidad de crear tanto volumen de voces.
La parte positiva en este aspecto, es que gracias a las redes sociales, podemos crear más tribus, y no estar tan afligidos a llevar la contraria a una mayoría, porque hay muchos otros grupos exitosos, y nuestro cerebro puede interpretar que no estamos solos.
En Sociedad Ninja somos la minoría que resiste a la presión de la mayoría.
Tipos de argumentos autoridad
Hay varios tipos de argumentos autoritarios que te puedes creer.
Apelación a la autoridad anónima
Por ejemplo apelando a los argumentos de una autoridad anónima en la que atribuyes un argumento… que no es da nadie específicamente.
Es decir, estás diciendo que «un grupo de alguiens» dice X y por lo tanto nos lo tenemos que creer.
- Los científicos dicen que el 5G, el bluetooth y que los efectos de las radiaciones electromagnéticas son totalmente inofensivas
- Los científicos dicen que el cambio climático es culpa exclusiva de los humanos, o que existe
- Se debe comer verdura
- Se debe usar crema solar
Este «se» es un elemento que me cuestioné por primera vez cuando leí el libro de Walden de Thoreau.
El caso es que hacemos referencia a un grupo como si de forma colectiva con un 100% de unanimidad tengan la verdad del mundo o de un tema en específico, pero nadie dice quienes son.
Apelación a la falsa autoridad
También argumentamos apelando a falsas autoridades. Seguramente este tipo de Ad verecundiam es el que usamos más:
«Su hermano que es nutricionista y dietista dijo que ser vegano es la dieta más sana que hay».
Sí. Su hermano tendrá un título en nutrición, pero esto no significa que haya indagado en los estudios más recientes sobre la carne, sobre las verduras y sus antinutrientes.
Por lo tanto sí, es nutricionista, pero no es experto en este tema específico.
Apelaciones legítimas a la autoridad
Esto no significa que nunca nos tengamos que creer a los expertos… para esto son expertos.
No es lo mismo que un nutricionista te diga que la carne es buena/mala para la salud y que te lo creas porque es nutricionista, que un nutricionista con un PhD (doctorado) en carne roja te diga que la carne es buena/mala para la salud porque ha indagado en este tema específico.
Si un asesor financiero titulado te recomienda en una consultoría que inviertas en fondos indexado, quizás estás haciendo una apelación legítima en la autoridad.
Ahora bien, si tienes que hacer un escrito académico o incluso grabar un episodio de podcast y citas como fuente al consejos del asesor financiero titulado como un dato global… aquí la historia cambia.
Un consejo personalizado no es una fuente legítima.
Igual que cuando vas al médico: mi médico me ha dicho que tengo que bajar el colesterol y por lo tanto esta recomendación pasa a ser una recomendación global. No es exactamente así.
Cómo no caer en los argumentos de autoridad
Hay algunas prácticas que podemos seguir para no caer en ciertos argumentos de autoridad, pero para mí el primero es el más importante de todos.
Pregúntate las razones para dar información
Si alguien gana algo por hacerte creer algo, entonces no te fíes.
Por ejemplo, un influencer vegano con 100 patrocinadores de suplementos, su propio producto o incluso toda su marca personal formada alrededor del veganismo tiene muchos incentivos financieros para que le creas.
Si anunciara que deja de ser vegano, se le ha terminado el estatus, la influencia y su prosperidad económica.
Tienes que fijarte en sus razones por transmitir esta información, no en su condición de supuesto experto o eminencia de la materia.
Busca otras fuentes para respaldar o contrastar
Es una buena práctica buscar estos otros estudios opuestos o del mismo argumento pero de otras fuentes, pero no nos vamos a engañar, hoy en día todo argumento puede ser respaldado por estudios.
Por esto para mí cada vez va cogiendo más fuerza la utilización y práctica del sentido común.
Por desgracia, muchos de los argumentos que te darán no estarán basadas en fuentes o ni siquiera en sentido común, sino en un argumento autoritario. Cuando el médico te diga que tienes que comer menos carne, acuérdate que no tiene un doctorado en carne. O que seguramente habrá pasado un máximo de 30 minutos en toda su vida leyendo titulares de medios no especializados.
Pregúntale «por qué». Cuando te diga que la carne causa cáncer pregúntale «por qué o qué tipo de carne». Cuando te diga que lo dicen los estudios pregúntale «cuáles estudios». Y vas preguntando así. Muy rápidamente te autodesmontarás la autoridad cuando intentes de ir un poco más al fondo.
Leer las fuentes de forma crítica
La mayoría cae en el Ad verecundiam porque no son personas realmente apasionadas de la información que se transmite. Sólo quieren la píldora final para poder aplicarlo a su vida, o sinceramente, para poder parecer inteligentes en una cena con los amigos o la familia.
Seguramente sólo los que realmente tengan interés en un tema, mirarán las fuentes citadas en un argumento de forma crítica. Pero si esta es una información relevante para nuestras vidas como el dinero, la nutrición, el emprendimiento, la historia… tiene todo el sentido del mundo que aprendamos a interpretar las fuentes o al menos a mirar qué estudios se citan o se dejan de citar.
Incluso cuando apelamos a argumentos de sentido común, pensar un rato qué fallas puede tener este pensamiento o si hay «otra versión de sentido común» puede tener sentido.
¿Deberías creer mis argumentos?
Entonces, ¿en qué tipo de argumento de autoridad recaigo yo? ¿Por qué deberías (o no) creerme?
Mi respuesta es que no deberías creerme.
Una de mis mejores habilidades es la búsqueda de información, pero aunque no me quede en la punta del iceberg esto no significa que nunca se me escape nada. El iceberg es gordo.
Muchas veces he cambiado de opinión. He virado. Lo he hecho porque la mayoría de cosas que me interesan, tienen una aplicación práctica en la vida real.
Y las buenas noticias, es que sólo hay una cantidad de veces limitada en las que una persona se puede equivocar en un mismo tema si lo llevas a la práctica.
Si tus conclusiones son distintas a las tuyas, no pasa nada. Mi intención no es convencer, aunque muchas veces comunique con cierta asertividad, sino abrir el melón. Plantar la semilla. Hacer de mamá pájaro.
Soy titulado en comunicación y periodismo. Ni en nutrición, ni en historia, ni en economía, ni en política, ni en geología. Estar titulado en comunicación y periodismo no me convierte una autoridad en la búsqueda escondida de información. Sólo significa que me interesó y que por suerte me sigue interesando, pero no significa absolutamente nada. Nada.
Lo que si os puedo asegurar es que hubiera preferido sacarme un título de sentido común si existiera, aunque seguramente también hubiera sido manipulado por el Estado.
Este podcast no es consejo. No es consejo de nutrición, ni financiero, ni de nada.
Lo que comparto son los datos o argumentos que he usado yo para llegar a ciertas conclusiones o que estoy investigando.
Como decimos en los círculos de Bitcoin… no me creas. Verifica.
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